A veces, cuando leo una mala novela o una colección de cuentos
intrascendente, y especialmente cuando la publicación está firmada por
una mujer, me pregunto: ¿y si yo escribiera así y no me he dado cuenta
aún? ¿Y si estoy condenada a escribir mal? Entonces soy tan dura con la
obra ajena como fuera con la propia. Cuando la prosa se hace insoportable me da
insomnio. ¿Y si estamos condenados a convertinros en nuestras
pesadillas? O peor... ¿a sufrirlas en vigilia?
A cada necio agrada su porrada.
ResponderEliminar