La década de los años noventa que tan árida fue en el sector
editorial fue un momento de intenso trabajo para muchos escritores que ahora
apenas comienzan a cosechar los frutos. Pienso en Ana Teresa Torres. Pienso
también en Oscar Marcano cuya prosa tiene la exactitud del escalpelo. Entonces comenzaron
a cristalizar sus voces aunque las editoriales no estaban para escucharlas. Y qué
voces son las suyas.
Solo quiero que
amanezca el volumen de relatos de Marcano en 1999 se ganó el ahora desaparecido
Premio Internacional Jorge Luis Borges acaba de reeditar Puntocero y va a
presentarse en el Festilectura. El libro vale la pena, aunque sea sólo por
revisar la división entre los veintitrés cuentos que lo conforman. Los primeros
once relatos se agrupan en la sección “Mester de Clerecía” y el resto lo hace
en “Mester de Golardía”. Aunque aún no me queda muy claro qué significa Golardía –Internet se empeña en emparentarlo con l neologismo “gallardía”, pero yo no
encuentro nada en los diccionarios sobre su fonética que pueda vincularlos– me
parece bastante claro que la primera parte se refiere a las historias sobre
aquellos que piensan y la segunda sobre historias de aquellos que hacen. Así el
tomo de Marcano es un microcosmos del mundo: los que piensan y los que hacen
dos contrarios que no siempre son irreconciliables (quizá como otras
contraposiciones: ustedes y nosotros, la una y la otra…)