Pienso que escribir es ordenar el caos. Separar, nombrar y
organizar los sentimientos para luego construir un esquema que permita
entenderlos, de la misma manera que hace un entomólogo a los mosquitos disecados con los que trabaja. El conocimiento y, por tanto, la escritura apenas se trata de transformar el desorden orgánico en una
estructura inorgánica eficiente. Darles sentido en el ineludible arreglo que es el mundo. Sistematizar las aprehensiones íntimas con el objeto de hacer que los otros puedan entenderlas.
Todo para luego desordenarlo
de nuevo, esta vez en nombre de la estética.
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