En el año 1990, la República
Popular de China sentenció al escritor y músico Liao Yiwu a cuatro años de
prisión por su poemario titulado Masacre, donde aludía a los hechos
ocurridos en junio de 1989, en la plaza de Tiananmen, cuando miles de
estudiantes de personas, muchos de ellos intelectuales, que protestaban contra
el régimen comunista fueron reprimidos con crueldad por la policía. A pesar de
que hubo cerca de 10.000 heridos y los eventos fueron fotografiados y
televisados por cadenas de medios internacionales, durante el cuarto de siglo
que ha pasado desde entonces, nadie ha podido hablar en China de lo sucedido.
Ilustración de Peter and Maria Hoey Tomada de: The New Yorker |
Mientras
estuvo en la prisión de Chongqing –que era también un campo de trabajos
forzados–, el poeta nacido en 1958 fue torturado con frecuencia. Un día intentó
quitarse la vida golpeando su cabeza repetidas veces contra la pared. Cuando
pudo moverse después de varios días inconsciente, sus compañeros le explicaron que
la mejor manera suicidarse era golpeando una pared que tuviera un clavo. Era
verdad: muchos lo habían logrado así. La brutalidad de la revelación tuvo el
efecto de una epifanía literaria: le hizo encontrar un sentido que su escritura
antes no tuvo.
Hasta su encarcelamiento, Liao
Yiwu se había tomado la vida sin mayores complicaciones. La escritura le permitía
las glorias la celebridad: los aplausos distraídos y el sexo casual. Pero el
llamado de la literatura era otra cosa. A veces ni necesitaba papel en blanco para
responderlo. Desde que supo que el final de la vida es una pared con un clavo
comenzó a interesarse por las historias de los hombres y dedicó el resto de su
encarcelamiento a registrarlas con minúsculas notas en un ejemplar de El romance de los tres reinos, la novela
clásica china de Luo Guanzhong escrita en el siglo XIV, que era la única
posesión que le permitían tener dentro de su celda. Allí se encuentra el germen
de los dos primeros libros que publicó cuando salió de la cárcel y de China. Así,
este célebre escritor se convirtió en un verdadero autor en la cárcel, décadas después de
hacerse un nombre en su país como escritor.
Michelle Roche Rodríguez
Michelle Roche Rodríguez
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