Aunque me parece profundamente complicado y de una oscuridad innecesaria, el pensamiento de Bataille, por lo menos en lo pertinente al erotismo, me sobrecoge por vincular la sexualidad con la cima de la experiencia humana a través de “una posible continuidad vislumbrada en el ser amado”, la verdadera e irrenunciable unidad con el otro. Aunque por sus ideas de la comunión con la otredad, sus escritos apunten a la comparación del acto sexual con la experiencia mística, Bataille no se hubiera obsesionado tanto con el tema de no considerarlo cotidiano. Es en la idea de la banalidad del sexo y la profundidad de la experiencia compartida donde el filósofo sorprende a los autores actuales por la vigencia de sus planteamientos.
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