viernes, 29 de julio de 2011

Leer parada.

Cuando el público, movido por la arrobadora actuación de un ejecutante, quiere reconocerlo aplaude de pie. Pero, ¿Qué pasa cuando nos encontramos con una obra mala? En mi caso, que tengo que leer constantemente innumerables publicaciones deficientes y reflexionar sobre ellas por escrito, he descubierto que estar parada no es una demostración de admiración al talento. Tengo que leer ciertas obras de pie para no dormirme, porque aunque la vorágine de la crítica periodística siempre apremia, mis sentidos no están conscientes de ello y me traicionan. Así que si un día me ven leyendo de pie, supongan que preferiría alejarme del autor que me ocupa.

miércoles, 27 de julio de 2011

Macerar la rabia

Hace siglos, los cristianos afligían sus carnes con penitencias, con el objeto de expiar sus pecados. Algunos todavía lo hacen. A eso se le llama “macerar”, mortificar el cuerpo. Esa palabra se utiliza también en química cuando se trata de ablandar un tejido, sumergiéndolo en un líquido durante un tiempo prolongado. Pero el enojo que causan ciertas situaciones, por más que nos lo propongamos por fe cristiana o por simple buena voluntad, no pueden moderarse. Así que aquí me hallo, triste e irritada, sumergida en el agua de una bañera que no puede disminuir mi rabia, ni aligerar mi ánimo. Si la ira es un pecado capital, ¿cabe macerarla con la una expiación? ¿No es esto también una forma de violencia? Y qué pasa cuando uno tiene razones de sobra para su disgusto, ¿a quién le toca pagarla?

jueves, 21 de julio de 2011

Juan Gabriel Váquez escucha el ruido del miedo

Lo que me parece más interesante de El ruido de las cosas al caer, la novela del colombiano Juan Gabriel Vásquez que se ganó la más reciente edición del Premio Alfaguara, es el tratado sobre el miedo que hace a lo largo de su narración. Sintetizando a la mínima expresión su argumento, diré que es la historia de un piloto metido en la ola de narco violencia que ocupó a la Hermana República en el segundo cuarto del siglo pasado. El valor de Vásquez, donde lo veo cerca es en la descripción pormenorizada de los miedos del narrador, a quien “una parte de la ciudad le fue robada”. La novela trata de localizar con exactitud el origen de nuestros temores sociales y por eso la aplaudo.
Otro valor del texto son sus comparaciones a partir de imágenes contemporáneas, que la acercan al lector, sin intelectualismos vanos. Aunque no le agradezco el uso excesivo de los paréntesis, esta novela es tan fácil de leer, que no dudo que cualquiera la termine una sentada. A los venezolanos les pegará, porque ese tratado del miedo que se hace a través del protagonista, se parece demasiado a nuestra cotidianidad.

lunes, 18 de julio de 2011

Juego vulnerable

Manuel estaba allí, viéndola. La hallaba vulnerable y fácilmente podía abrirle la carne. Imagino que adentro, en su alma, reconocería los miedos de una mujer sin amor propio. Por eso, Ada sintió vértigo. Era su presa, no porque a Manuel le gustara especialmente ella, sino porque podía atacarla. Era una recompensa segura, quizá una bastante limitada, pero a todas luces la presa más fácil.Y era culpa suya, porque desde que había llegado a aquél lugar había dado pruebas de su minusvalía.

domingo, 17 de julio de 2011

Tres puntos suspensivos

Ver un texto de ficción terminado en… me da… , porque le dice al lector que la historia sigue pero nunca podrá leerla. Es peligroso el autor que abusa de los… porque desvirtúa su significado y confunde al lector. El uso antiguo de los… indicaba supresiones o sustituciones en las transcripciones. A partir del siglo XX –quizá por influencia del inglés– se les usó también para informar de la actitud vacilante, de silencios significativos o de temor en un hablante; para evitar las repeticiones; para sustituir a las palabras malsonantes –las groserías, claro– y, finalmente, como sustituto del “etcétera”. En la recientemente editada Ortografía de la RAE se señala que los… se usan para finales sobreentendidos. Entonces, al leer un cuento con tres puntos suspensivos al final asumo que perdí mi tiempo leyendo aquello que lo antecede.

sábado, 16 de julio de 2011

Abandono

Estaba vivo como sólo pueden estarlo los animales salvajes. Ella lo sabía y no le importaba. Pero él quería mantenerla como su redención, sin ensuciarla con su pasado. Y lo peor, pensó en aquel momento, es que hace muchos años esta manera de existir había dejado de molestarle. Lo único que le importaba a estas alturas era conseguir una manera de redimir sus pecados y por eso, la mujer no podía abandonarlo.

jueves, 14 de julio de 2011

La premura de Roberto Arlt

"Escribí siempre en redacciones estrepitosas, acosado por la obligación de la columna cotidiana. Cuando se tiene algo que decir se escribe en cualquier parte. Dios o el Diablo están junto a uno dictándole inefables palabras. Crearemos nuestra literatura no conversando continuamente de literatura, sino escribiendo en la orgullosa soledad libros que encierran la violencia de un 'cross' a la mandíbula"

Roberto Arlt

miércoles, 13 de julio de 2011

La ira de Jorge Volpi (Recomendación d ela semana)

La editorial Páginas de Espuma tuvo el buen tino de reunir tres escritos de Jorge Volpi en un sólo título. Días de ira incluye el texto homónimo que el mexicano publicara en 2000 con Muchnick Editores, además de "Apesar del oscuro silencio", editado por por Seix Barral en ese mismo año y "El juego del Apocalipsis" que salió en el sello Plaza y Janés, en 1999.
El volúmen es de antología. En primer lugar, tiene una introducción en la que Volpi hace un "elogio a la media distancia" y dicta cátedra sobre los géneros narrativos en castellano: "Si un cuento es una dictadura, una novela es la anarquía" (p 12). Con esto evidencia que no tiene intenciones de que se juzguen los títulos presentados como cuentos largos ni como novelas cortas, sino en el mero centro, en ese espacio indefinible que él mismo ha nombrado, genéricamente, la media distancia.
No ahondaré en los argumentos de cada texto, ni haré las diferencias que el mismo Volpi ha hecho en otras entrevistas. Pero sí me gustaría resumir acá entre los valores que veo a lo largo de los tres textos de esta publicación están el tratamiento original de temas como las monomanías (en donde se evidencia una deuda con Poe) y cómo estas deterioran las relaciones de pareja. Entre los temas que unifican los escritos del compendio que ahora hace Páginas de Espuma está el retrato de la vida del escritor como utopía y como quimera: "Nada destruye como la literatura: Aniquila la realidad cuando cree representarla, la inmoviliza y agota cuando intenta rescatarla del olvido y del tránsito" (p. 42)


Ficha:
Días de ira
Jorge Volpi
Editorial Páginas de Espuma, 2011


Nota: La recomendación de la semana se refiere exclusivamente a los libros que leo por placer y no necesariamente a los que se consiguen en el limitado mercado editorial venezolano. No acepto críticas sobre este particular.

lunes, 11 de julio de 2011

Película

Pensó en que podían invitarla al cine, que era lo mejor porque no quería hablar de lo que pasaba. La relación se les estaba desmoronando encima y él la invitaba a ver un ciclo de Woody Allen. Qué ironía. La realidad era peor, como una película mal actuada apenas dos borrachos tratando de transformar sus frustraciones en la compañía transitoria de otro cuerpo, aunque no recordasen bien el nombre del otro. Tenían la mitad de sus vidas juntos y no estaban interesados en confesarse que no estaban interesados en el otro.

martes, 5 de julio de 2011

Avara desesperanza

Está acostumbrada a que la gente se limite a las apuestas fáciles, porque en estos días en que la gente no se saca las manos de los bolsillos, nadie espera la palmada de consuelo.