jueves, 23 de octubre de 2008

Crónica de la visita de Carmen Maura a Venezuela


EL NACIONAL - JUEVES 16 DE OCTUBRE DE 2008 ESCENAS/1
(fotografía tomada de Internet: http://www.basecine.net/caratulas/ataquenervios.jpg)
Escenas

Maura: "Un rodaje es como una misa"
La actriz española vivió la incomodad deliciosa de ser una celebridad y, aunque estuvo al borde de un ataque de nervios, se fue enamorada del físico de sus colegas venezolanos



MICHELLE ROCHE RODRÍGUEZ
mroche@el-nacional.com

"Me disculpas que me haya ido así anoche, Ignacio, pero es que no estoy acostumbrada a eso. Imagínate, gente tomándome fotos con cámaras... hasta con móviles. ¡Me dio como una cosa! Me tuve que ir." Así saluda Carmen Maura a Ignacio Castillo, director de La virgen negra.

A ella se le notan sus 63 años de edad en las ojeras y la ropa ajustada –una falda marrón de flores blancas a la rodilla, una camisa brillante y un chal ladrillo sobre los hombros–.

Castillo lleva sus 24 años de edad metidos en una Lacoste holgada que cae sobre sus jeans. Él no sabe sino sonreírle pues, en el momento, una turba de fotógrafos emerge para rodearlos. Están parados en la antesala al salón Río Rupunumi del hotel Meliá. Son las 10:15 am y la rueda de prensa está por comenzar.

Al disculparse con Castillo, la actriz española se refería a una escena de la noche anterior, durante el estreno de la película, cuando su presencia opacó la de cualquier otra personalidad –y había varias–.

Antes de comenzar la función se le acercaba gente a presentarle a su familia, a felicitarla por sus actuaciones, a tomarse una foto con ella, como se hace en Disney World. Un hombre le pidió un autógrafo diciéndole: "Me encantó tu papel en Ha ble con ella". Sin levantar la cara de la hoja, Maura respondió: "Pues será en Volver, porque yo no estuve en ésa".

Sí, la popularidad del director Pedro Almodóvar es su sombra. La intérprete lo llama "estigma". "Lo de Almodóvar me cansa un poco –dijo durante la rueda de prensa–. Mi reencuentro con él en relación director-actriz (en Volver) fue como siempre: el papel salió fenomenal, no tuve que ensayar ni un solo día y todo perfecto. Pero la amistad es imposible de recuperar. Estamos en distintos mundos y tenemos maneras diferentes de ver la vida. No es, para nada, el chico que yo conocí. No es de los directores con los que más me apetezca trabajar, pero si me llama para hacer un personaje difícil, porque no tiene quien lo haga, lo haré." No le gustan los aspavientos del star-system; eso es para la "otra Carmen", la actriz. Por eso odia Los Ángeles. "Hollywood me hubiera interesado si me hubieran ofrecido papelones, pero no ocurrió". Conoció el lugar con Antonio Banderas, cuando hicieron Mujeres al borde de un ataque de nervios.

"Antonio me recogió en mi hotel con un descapotable y todo el pelo para atrás. Me decía: `¡Éste es mi sitio!’ Yo no entendía qué le veía él". Le aconsejaron que se quedara unos meses, buscara un agente e hiciera contactos. "Respondí que estaría encantada de volver si me llamaban para trabajar, pero que no iba, con la edad que tenía, a empezar una lucha de cero, porque ya había luchado por mi carrera, que no se hizo en un día".

La diva blanca. En La virgen negra la actriz representó a la señora Isabel, fundadora del Pueblo de Negros, lugar donde transcurre la historia –Castillo explica que no hay una simbología específica detrás del nombre, así como tampoco hay nada detrás de la piel de la deidad–.

Maura aceptó el papel porque la cautivó el guión "estilo realismo mágico". Explicó que la película, "como parece un cuento", puede pegar en Europa. Interrogada acerca de su remuneración por este personaje, responde molesta: "No hice ningún sacrificio".

Recalca que disfrutó trabajar con Castillo, en quien asegura que ve potencial –y así debe ser, porque el realizador está a punto de publicar su primera novela, Penélope, con Random House Mondadori, y se prepara para comenzar el rodaje de su próxima cinta: La muerte de Márquez–.

A la actriz se le nota que da todo en caliente, sobre el set; pero, luego de terminar sus papeles los olvida rápido. "Un rodaje es como una misa, pero cuando los termino me corto el pelo y boto los guiones".

Señala que esto es una estrategia para no pegarse con los personajes.

"Bueno, chicos, esto se acabó", dice Maura para terminar la rueda de prensa, y deja caer sus palmas sobre la mesa. Acomoda su cartera y se levanta; mientras, Castillo contesta la última pregunta. Luego desaparece, dejando a periodistas de la radio con la palabra en la boca. Vuelve para dar respuestas lacónicas. Después pregunta: "¿Y para mí no hay café? ¿Dónde está el chico que lo servía?" El director concede: "Carmen Maura es una diva, porque producción tiene que estar pendiente de ella todo el tiempo". Sin embargo, agrega que la "diva" lo asesoró bastante –algo que hacía con Almodóvar en su época–. Incluso, refirió una anécdota jocosa de cuando lo acompañó a buscar una locación en las costas de Choroní y se encontraron con una marea inusualmente picada.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola señorita, ¿cómo le va? Tengo una curiosidad ¿Eres licenciada en Letras o en Comunicación Social? ¿Dónde estudio?

Siempre leo en el Nacional sus notas sobre literatura. Me gusta mucho como escribe. Saludos y gracias por responderme.

Douglas
Barcelona Anzoátegui