Luego de años intentando acostumbrarme a esta herramienta, con la que se supone que crecí, me doy cuenta de que no existe manera de aprender a usarla. Ella siempre hace lo que le da la gana, es peor que un ser humano. Si quiera con los hombres uno puede esperar que la arbitrariedad sea una reacción a algo que uno les hiciera antes, pero como se supone que las máquinas no piensan en el caso de la fulana Internet es poco, muy poco lo que uno puede hacer. Así que si no le da la gana de abrirte la página, allí te quedaste, frustrada por el resto del día. ¿Quién dijo que esto es progreso, vale?
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