Me gustan los cuentos, leerlos, escribirlos y echarlos. Desde que comencé a leer me llamaron la atención por ser unidades de significado que, cuando son muy buenos, plantan los postulados de cada anécdota como reflexiones urgentes en la mente del lector y cuando son muy malos, evidencian el alivio que causan los finales. Hoy en día los pienso como una paradoja entre el perímetro y la vastedad, como un espacio lleno de fronteras pero que contiene los ingredientes de la universalidad. Me gustan los cuentos, leerlos, escribirlos y echarlos…
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