Me encanta el ese neologismo. Disfruto su sonido, todas sus sílabas, el uso del acento casi al terminarse, la elle—que aunque ya no es parte del alfabeto produce una eufonía tan particular que ninguna ortografía va a poder resolver.
Cada vez que oigo a alguien decir “fa-ra-ma-lle-ría”, me transporto a mi niñez. Estoy segura de que eso se debe a que cuando oí esa palabra por primera vez, yo era pequeña. También se bien que se la oí decir por primera vez a papá porque esa palabra es típica de él. No solo es sonora, sino rimbombante –otra palabra típica de mi papá—. Hasta me parece oírlo decir: “Deja la faramllería, chica”.
Pero ¿es que hay una acotación más paternalmente venezolana como ésa?
1 comentario:
Me da nostalgia, es rico oír a una hija recordando así a su padre...
Seguro que tu lo diras con una variante: Deja la faramallería vale..!!
Saludos
AR
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