Una reflexión de Jorge Volpi en No será la Tierra (2006) me golpeó por su certeza: refiriéndose al estado de los diarios en la recién nacida Rusia, apuntó que el cambio más grande que había traído la recién inaugurada libertad de prensa fue la apertura a nuevos mercados, que la sometió a la tiranía de la publicidad y al menoscabo del periodismo investigativo –que había servido refugio y reafirmación a la oposición rusa, así como a su pueblo afligido por la dictadura—. Comenzaron a proliferar, en los mismos espacios donde antes se le daba cabida al pensamiento de oposición, intereses más espectaculares, al fin y al cabo la gente lo que quería era distraerse. Claro que Volpi lo escribió mejor, pero ustedes me entienden.
Ya en su Poética, Aristóteles señalaba que el espectáculo –que él asociaba con un modo que se manifiesta en la tragedia, por su particularidad de género presentativo— era la parte menso importante de una obra literaria, porque la estimaba como la menos propia del arte poética. Así, el espectáculo era, desde los tiempos inmemoriales, el estrato más superficial y menos empático –porque los discursos de la empatía, más que de la simpatía, son la base de la cultura griega—. ¿De qué vale, entonces, de que siglos después nos empeñemos en cambiar el discurso dominante con la forma más superficial del discurso abstracto?
2 comentarios:
Y es que en el periodismo político algunos programas de la Tv también encuentro que el espectáculo se presenta por encima del análisis... los presentadores son más "anclas" que "periodistas". Será también eso una fatalidad?.
PD: Perdona si no escribo tan adornado como lo sabes hacer tú...pero es que soy el propio reportero de Política... ja ja
Sí, si vale, vale combatir ese discurso dominante que esgrime ideología a manera de espejismo, que engaña conscientemente, vale usar nuestro conocimiento o cómo llamo Hegel nuestra “libertad abstracta” donde no se trata de pensar sino de la manera, vale “usar” la literatura y el arte cómo ariete de la verdad, de la sensibilidad y sobre todo de racionalidad.
Mis saludos
Ángel
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